miércoles, 27 de abril de 2011

AMANECE, Y TE MARCHAS.

Sueños, siempre sueños, estrellas del cielo de mi almohada,
que al llegar el día, quedan impregnando el perfume del deseo escondido,
del anhelo, de los miedos, del buscar entre las sombras, la luz de tu mirada,
tántas y tántas veces confundida en tantos cuerpos, equivocados,
tantos amaneceres destronados, tan mudas tántas palabras,
susurrandome silencios, y mis oidos, sordos de escucharlas.
Quizás no supe distinguirte entre la niebla de un amanecer de escarcha,
arropado por la dulce mano, de terciopelo dibujada, en mi mejilla,
y al final, la nada, el vacío....el despertar a esta realidad maltratada,
ese resplandor, ese relámpago, en la oscuridad cerrada, que por un instante
deslumbra mis pupilas, y acto siguiente, me asoma en el abismo de la nada.
Cuántos pasaron antes, y no significaron nada, cuántos vendrán después, y también nada,
cuánto durará el brillo de tu mirada, la perla de tu sonrisa y tu mirada.
Y aún me pregunto, si entre sueños, sigo abrazado a mi almohada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario