domingo, 20 de marzo de 2011

UNA CUESTION DE PRINCIPIOS Y VALORES

UNA CUESTION DE PRINCIPIOS Y VALORES


Con los tiempos que corren, en los que cada día se encuentra más debilitada nuestra moral, cada vez más corrompida por políticos que engañan a sus ciudadanos, de cualquier raza, religión, color o sexo, con guerras que son coartadas de oscuros intereses con un fuerte olor a gasolina, y en las que estamos ya tan vacunados, que el virus del miedo ni tan siquiera penetra nuestra epidermis; con una tierra que ruge cada vez más y con mayor fuerza, en un intento desesperado de concienciar a sus diminutos habitantes, que el control de la nave lo lleva ella, y nosotros nos empeñamos en ignorar sus señales, así se nos presenta el patrón de principios y valores, abanderado por un pueblo castigado fuertemente en los últimos días por la madre tierra, y que es todo un ejemplo a seguir y a imitar, precisamente a ellos, que son por excelencia los imitadores de tantas y tantas cosas de occidente. Porque si hay alguien pueda en estos días darnos una verdadera lección de honor, tradición y responsabilidad con su patria, valores que son toda una filosofía de vida en Japón, esos son ellos, nuestros hermanos heridos gravemente en el otro lado del globo. Pero conociendo su forma de ver y vivir la vida, deberíamos copiarles nosotros a ellos ahora en la imagen que transmiten, que pese a todo lo malo que hemos grabado en nuestras retinas de toda su desgracia, son capaces de mantenerse firmes en esos dogmas que conforman su vida, alzar la cabeza, aguantar el chaparrón, enfrentarse a situaciones caóticas, que en otras partes del planeta no se si seriamos capaces de soportar, y con orgullo y convicción, con tesón y con templanza, unen sus corazones en un solo pueblo, para luchar y resurgir de nuevo, como en el pasado ya les tocó hacer.
Y la lectura que los demás deberiamos sacar, pués creo que bién claro está, pese a las provocaciones incesantes de los paises del primer orden, sobre las desgracias de los paises olvidados, pese a intoxicar la información para poder planear la sombra de la guerra allá donde se nos antoja, pese a todo lo que somos capaces de manipular, y al mismo tiempo olvidarnos de aquellos cuya tierra no tiene en sus entrañas nuestros intereses, aún permanecen pueblos como el nipón, que después de siglos de historia, sigue fiel a sus creencias, pero no religiosas, sino a sus creencias en el ser humano, como un ser excelente, que debería buscar la excelencia en todo aquello que hace y le rodea.
Esos principios y valores, que nosotros hace tiempo empaquetamos y tiramos por la borda del barco pirata en el que navegamos sobre las aguas negras, repletas de tantas cosas que tiramos por la borda, porque nos molestaba llevar en nuestro equipaje.

1 comentario:

  1. Comparto todas tus reflexiones sobre ese pueblo valeroso que afronta su desgracia con el estoicismo que le ha caracterizado siempre. Y es verdad lo que dices, somos nosotros ahora, los que deberíamos copiar de ellos, de su dignidad, su valor y entereza y sus ganas de volver a empezar a construir su vida, a reinventarla incluso, a trabajar en definitiva y a dar ejemplo como pueblo que somos, a nuestros políticos, mangantes y cazadores de oportunidades para estar siempre viviendo del cuento.

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