jueves, 8 de julio de 2010

BILLETE DE METRO.......GRAN VIA,24

....Y tal y como habíamos planeado, hacia las 6 de la tarde, aterrizábamos en Madrid, ilusionados y espectantes, hacia lo que nos deparaba el destino en las próximas horas...Así es que, sacamos un ticket para el metro y hacia Gran Vía, a lo que más tarde sería, una tarde apasionada, un retal más que añadir, a este puzzle inexperto pero con gran dosis de corazón...que es el viaje de mi existencia.
LLegamos temprano, habían tan pocos asistentes, que en primera fila vimos dos sitios libres, que nos llamaron la atención, creyendolos reservados para familiares y amigos, y ante nuestra sorpresa, estaban libres, o mejor dicho,,reservado para nosotros.
Con algo de retraso, y algún que otro contratiempo, y después de llevarnos la sorpresa de tener ante nosotros, en primera linea de fuego a Ismael, lo cual fué increible, y casi sin poder darme cuenta, encontrarme saludándolo, gracias al arresto que para eso tiene mi compi, Yolanda, ya que yo al final, en los momentos claves.....me puede la timidez.
Al poco, entró Rodolfo, y después de los saludos (me imagino que rutinarios en este tipo de actos, ya que yo no soy asiduo, sino más bién, perdí ayer mi virginidad en ellos) comenzó con algún problemilla de sonido, al cual agradecimos, el poder disfrutar de la presencia de los protagonistas, con mayor cercanía.....
Y por fín, con gran espectación y ansiedad por nuestra parte...comenzó la presentación del último libro de Rodolfo Serrano, La Blancura de la Ballena.....
Con rapidez, logró Andrés Ocaña, sumergirnos en los océanos de la calidez humana y la grandeza de Rodolfo, descrita por el alcalde de Córdoba, con ciertos matices entre la nostalgia y el cariño, la dulzura y el respeto, y sobre todo y por encima de todo, la admiración y el orgullo de sentirse parte del maestro Rodolfo.
Poco a poco, cada uno de los que allí recitaron partes del libro, lograron emocionarnos, cada uno de una forma distinta, pero a la vez exquisita todos ellos, hasta poner la guinda en el pastel, Ismael con su preciosa y bién afinada guitarra, su voz cercana, como en el salón de casa, y después Melina, con una calidez y un chorro de energía argentina, que nos sorprendió gratamente y nos dejó el mejor sabor de boca que se podía dejar....
Después, unos minutos con Rodolfo, de cerca, emocionados, creo por ambas partes, Yolanda, Rodolfo y yo mismo, un intercabio de saludos, abrazos y besos, que hicieron que nuestro regreso hacia Avila fuera como si volviesemos en el nissan primera suspendido de sus ruedas en cuatro nubes, que hicieron que en un abrir y cerrar de ojos estuviésemos aquí de regreso, embriagados de calided y calidad humana, de cariño y de un trocito de nuestra vida, compartido en una tarde, que seguro estará en la vitrina de nuestros trofeos más queridos... Un abrazo, Rodolfo, y gracias por tu cariño.

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